Reseñas del librero de Celia Charlotte Libresco
*LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE SPOILERS DE EL PSICOANALISTA*

Honestamente pensaba que El psicoanalista iba a ser de esos libros que pasan a la historia por su trama sorprendente y personajes maravillosamente orquestados, pero de los que ya no se vuelve a saber nada, porque fue tan genial que el autor decidió no arriesgarse con otro libro y echar a perder la buena racha. Y eso estaba bien para mí. La mayoría de los mejores libros del mundo no tienen segunda parte, después de todo, son solo una historia que tenía que ser contada y ya, sin extenderse en el "¿Qué pasó después?". De hecho, cuando me enteré de Jaque al psicoanalista, al principio recibí la noticia con un poco de reticencia. Recuerdo haber pensado: ¡No puede ser! ¿Es en serio? Sin embargo, ahora sé que en lo que se refiere a John Katzenbach, uno nunca puede dar por hecho absolutamente nada, de modo que adquirí mi copia del libro y me dispuse a leerlo, cruzando los dedos para que esta nueva historia me engullera aun más que su antecesora.
Han pasado cinco años desde aquella fatídica noche en Cape Code, donde el doctor Frederick Starks casi cometió un asesinato en defensa propia. Ahora, se puede decir que Rickie ha recuperado su vida casi por completo, al menos aparentemente. Y es que, tras haber fingido su muerte para despistar al señor R y a sus hermanos hace cinco años, nuestro protagonista ha vuelto a usar su identidad verdadera, asumiendo nuevamente su carrera de psicoanalista, esta vez asentado en Miami. A diferencia de sus años en Manhattan y a los innumerables casos de pacientes ricos y deprimidos por causas banales, el doctor Starks ahora realiza una labor más comprometida y humana con la sociedad, trabajando en casos realmente trágicos e impactantes, prestando sus excelentes servicios médicos a pacientes con enfermedades mentales graves, producto de sucesos particularmente traumáticos. De alguna manera, el haber sido inconsciente y gradualmentemente responsable de la muerte de la progenitora de sus perseguidores lo hizo más consciente del sufrimiento humano, lo que lo ha llevado ahora a trabajar con más filantropía.
Los sucesos de hace cinco años aún permanecen frescos en la mente de Rickie, a pesar de que cada día se esfuerza por no ver hacia su pasado. En parte estas remembranzas funcionan para refrescarle la memoria al lector, así como para revivir aquellas emociones que tanto al protagonista como al lector los llevaron al borde de la desesperación, lo cual me parece muy indicado, puesto que es inexorable el que Rickie no quedara marcado luego de haber sido victima de un psicópata. Su historia con el señor R, Merlín y Virgil lo acompañará por siempre, principalmente porque sabe que ellos aún están ahí, en algún lugar, respirando tanto como él. El doctor Starks está decidido a seguir adelante con la nueva vida que se ganó tras salir victorioso de aquel juego macabro del que se suponía que debía morir. Sin embargo siempre se mantiene alerta, o lo que él cree que es mantenerse alerta.
Así pues, una mañana luego de salir a dar una caminata matutina y haber sido víctima de un robo, el doctor Starks llega sofocado a su apartamento en Miami para encontrarse con un escenario no muy distinto al de hace cinco años, cuando encontró una carta en la que le decían que solo le quedaban 15 días de vida. En esta ocasión no hay ninguna misiva, en su lugar se encuentra el autor, nada menos que Rumpelstilskin en persona, apuntándolo directamente con un arma. A pesar de que el lector ya tiene una idea de que eso inevitablemente iba a pasar, la escena no deja de ser sorprendente, porque después de más de quince años volvemos a encontrarnos con uno de los mejores antagonistas de las historias de suspense y thriller psicológico que existen. La tensión del momento es palpable, tanto que el lector tiene que ralentizar el ritmo de la lectura, para no perderse ninguna emoción de los personajes, dos enemigos que se encuentran después de tanto tiempo.
Sobra decir que el doctor Starks está en completo estado de shock al ver a aquel hombre en su consultorio otra vez, ahora como el verdadero asesino psicópata que siempre fue, en lugar del aturdido pero inocente señor Zimmerman que fingía ser. Rumpelstilskin por su parte se muestra frío y atroz, con una resolución en sus ojos que asusta a Rickie. Se da un intercambio de palabras entre los personajes, que mantiene al lector atento en todo momento, pues se trata de la primera conversación luego de que ambos intentaran matarse el uno al otro. De inmediato la primera pregunta que le viene a la mente a uno es: ¿Qué quiere esta vez el señor R? ¿Acabar finalmente con Rickie después de haber fallado hace cinco años?
La respuesta es no, al menos de momento.
Sin dejar de apuntarle con el arma, el señor R le explica a Rickie lo fácil que le resultaría matarlo, algo que no ha cambiado a pesar de todas las precauciones que el psicoanalista ha tomado en los últimos años. No fue problema para el asesino encontrarlo por segunda vez, aún así sigue sin ser su intención darle una muerte tan simple y poco satisfactoria al doctor, de modo que no es por ello que se encuentra ahí. ¿Entonces por qué?
Así pues, Rumpelstilskin le presenta a Rickie un vídeo en el que se escucha una voz siniestra indicándole a una asustada Virgil que la única manera de salvarse a sí misma es matando a su hermano mayor, que no puede ser otro que el abogado Merlín, dado que el señor R no figura en los antecedentes de la familia. A estas alturas el doctor ya sabe que Virgil es una actriz profesional y que el lugar en el que se desarrolla el vídeo es un teatro. Al parecer la voz salió de la nada, mientras la hermosa actriz se encontraba en la mitad de un ensayo. A continuación se muestra otro vídeo, este aparentemente de la casa de Merlín, tanto en las afueras como en el interior de la misma, lo que manifiesta el alcance de esta persona que está acechando a los hermanos del señor R. El autor del vídeo rompe una fotografía en la que se ven el abogado con su esposa y sus dos hijos, señalando quiénes definitivamente serán sus próximas víctimas.
Tras ver estos escalofriantes y crípticos vídeos, Rickie se encuentra más confundido que nunca. En realidad podría decirse que no sabe cómo sentirse al respecto. Por más irónico que parezca, todo indica que al "mago de la abogacía" le están tendiendo la misma trampa que hace cinco años él y sus hermanos orquestaron para acabar con la vida del psicoanalista. De forma que alguien a quien Merlín le hizo un daño irreparable en el pasado ha regresado para cobrar venganza, decidido a terminar con su vida o con la de su familia. El lector no puede evitar cuanto menos reírse con este planteamiento, que resulta tan irónico para nuestro protagonista. Aun más cuando el señor R le dice que la razón por la que volvió a su vida es para que Rickie le ayude a desentrañar la verdad tras el hombre que quiere dañar a su familia.
Frederick Starks, contra todo pronóstico, movió sus piezas cuidadosamente y resolvió el enigma de su pasado, hecho que le salvó la vida hace cinco años. Logró escapar de un asesino profesional y casi se deshizo de él para siempre. Le demostró al señor R y a sus hermanos que era capaz de jugar su mismo juego y no solo eso, ganó. Los dejó en jaque. Les dejó vivir a cambio de que lo dejaran vivir a él en paz. Naturalmente eso es más que suficiente para que Rumpelstilskin piense que el doctor está totalmente cualificado para descubrir quién es el hombre que está atormentando a sus hermanos. El razonamiento que el señor R plantea es que si bien él es perfecto haciendo su trabajo, el cual consiste en matar personas de forma magistral y hacerlo parecer un accidente, no posee la misma experiencia en lo que se refiere a ser la victima de un asesino, cosa que por el contrario Rickie conoce a la perfección. Así pues, si Rickie tuvo la suficiente agilidad mental para escapar de un depredador como Rumpelstilskin, podrá hacer lo mismo una segunda vez.
¡Y aquí viene lo bueno! Si el psicoanalista accede a ayudar al señor R, este se compromete a desaparecer de su vida para siempre, algo sospechosamente tentador. Naturalmente Rick no cree ni una palabra de eso, porque sería un estúpido si creyera en la palabra de un psicópata de semejante calaña. Pero tampoco tiene muchas opciones, dado que negarse a ayudar significaría una muerte inmediata. Es de esta forma que aquellos tres psicópatas que casi terminaron con él hace cinco años, ahora regresan a su vida. Pero... ¿será realmente posible una vida sin Rumpelstilskin? ¿Será esta la oportunidad perfecta para que el asesino lo deje en paz de una vez por todas? ¿O todo se trata de una mentira, como no puede evitar sospechar? Sin importar qué, lo único que puedo decir es que ahora más que nunca el que tiene el sartén por el mango es el señor R, y Rick tendrá que ser el doble de astuto y analítico esta vez, pero sobre todo, tendrá que ser lo suficientemente valiente para enfrentarse a lo inevitable, cosa que olvidó hacer la última vez.
Al principio escribí que Jaque al psicoanalista había roto de forma ejemplar la maldición de las segundas partes, porque de alguna manera así fue, pero lo cierto es que este segundo libro no se trata de un "¿Qué pasó después?" o del alargamiento de una historia que ya había tenido un final, como sucede en la mayoría de las veces. Al terminar de leer Jaque al psicoanalista me di cuenta de que la historia de El Psicoanalista era irónicamente la antesala del verdadero y aterrador juego que Katzenbach ha estado preparando por tanto tiempo. Una auténtica y bien orquestada partida mortal que dejará al lector con la sensación de haber leído una obra maravillosa. ¡Y justo con el tiempo perfecto! Porque el lector no habría sentido lo mismo de leer un libro tras el otro. Sin duda John Katzenbach se superó a si mismo, sacándose ese as bajo la manga que absolutamente nadie se esperaba. Ahora sabemos que nada de lo que conocimos fue el final. Ahora sabemos que la mente del psicópata que Katzenbach creó no tiene límites. Me agrada.
No hace falta decir que la recomiendo. Es una de las mejores novelas de suspense que he leído. Si ya leíste El psicoanalista, ¿qué rayos estás esperando para leer Jaque al psicoanalista?
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